Marcelo Katz

"Maslíah nos decía: 'Compongan para mañana algo que no exista en la historia de la música'"

Con formación académica y una muy personal visión de la música popular, el lider de Zo'loka? afirma que sus singulares versiones de clasicos del jazz son coherentes con nuestra época.

Marcelo Katz es pianista. Integró una docena de experiencia musicales de lo más diversas, recorrió un amplio circuito de escenarios y se muestra como un tipo sencillo, aunque melodías que transgreden los límites establecidos. Reconoce que su música "puede estar corrida del eje", pero, asegura, "es muy coherente con su época."

Hoy, se lo encuentra embarcado en dos proyectos. Por un lado, sigue presentándose al frente de Zo'loka? Trío, la formación con la que, junto a Victoria Zotalis (voz) y Juan Manuel Costa (violoncello), releen los standards del jazz como a pocos se les ocurriría hacerlo. Por el otro, continúa en dúo con Marcelo Moguilevsky, con quien están gestando un disco.

Entrevistado por Adrián Gargiulo en el programa Cosas tuyas de Radioeter, Katz repasó su formación, sus proyectos y las definiciones imposibles de su música. Allí recordó su primer contacto con el piano: "Mi madre es de la generación de mujeres que, aparte de saber coser y cocinar, debía saber tocar el piano. Por eso había un instrumento en casa por el que pasaron mis hermanos y también yo. Ellos pasaron, pero yo me la creí: así empecé a molestar a todo el mundo con la música y viví todas esas preguntas como '¿de qué vas a trabajar?' o '¿qué vas a estudiar, en serio?'."

Desde muy joven, frecuentó los laboratorios de música contemporánea, interpretando a los compositores canónicos del género y obteniendo una formación muy sólida. "Así como mis viejos creían que yo iba a ser médico o veterinario, yo creía que iba a terminar como músico contemporáneo", cuenta ahora, ya como referente del medio.

En su formación ecléctica, Katz destaca sus experiencias junto al multifacético Leo Maslíah como una sus influencias fundamentales. "Con Leo hice algunas cosas muy especiales como, por ejemplo, un taller de composición que es una experiencia muy particular", relata. "Sus talleres son especiales, de sólo 4 o 6 clases. Las imágenes que yo tengo de él, y tenía cuando hice uno de esos talleres, es que trae un cartucho de dinamita, como en los dibujitos animados, te pone dinamita en el cerebro para que te explote y te tapa los oídos para que no se escuche mucho la explosión. Después vos tenés que reconstruir tu cabeza de cero. El loco trabaja de una manera increíble: buscando otra vez el inicio, con pautas muy simples que resultan demoledoras."

Una beca de la Fundación Antorchas le permitió, luego de esos talleres, volver a estudiar composición con Maslíah. Pero esta vez fueron 15 días, en el camping municipal de Bariloche, en Llao Llao. La dinámica era arrolladora: estudio por la mañana, composición por la tarde, trabajo sobre la composición el otro día y presentación un rato más tarde. "Con una síntesis de esa experiencia -repasa Katz- se hicieron allí dos conciertos. Para mí eso fue impresionante y, cuando volvimos, Leo me invitó a tocar con él."

¿Cómo eran los talleres?

Una de las consignas de Leo fue: "Compongan para mañana algo que no exista en la historia de la música". Luego de que dijo eso, había que ver a 15 tipos caminando por los patios del Llao Llao sin saber qué hacer. El hecho que proponía no era que sea una pieza linda o fea, sino que se cumpla la consigna de ser nuevo. Yo recordaba que, cuando chico, había visto a un niño ponerse una hoja de pasto entre los dedos y hacerla sonar. Y recordaba que de niño siempre me gustaba hacer eso. Para que suene hay que poner una hoja de árbol entre los dos pulgares como si fuera una cuerda y soplar. Así compuse una pieza de piano un tanto romántica y le pedí a uno de mis compañeros, que tocaba muy bien el piano, que leyera la partitura. Así armé el "Pequeño preludio para jardín y piano". Yo soplaba el pasto en función de la partitura. Era un pasto solista acompañado por el piano. Al otro día presenté esa pieza en la clase y Leo no lo podía creer, se moría de la risa. Finalmente esa obra se incluyó en los conciertos finales y cuando volvimos a Buenos Aires Leo me invitó a tocar el él.

DE LA MACETA A LA ARQUITECTURA MUSICAL

En los conciertos que tiempo después dieron en Buenos Aires, uno de los momentos de mayor atención era cuando Katz sacaba una maceta con pasto para soplar mientras Maslíah lo acompañaba desde el piano.

Luego, Katz pasó a estudiar análisis musical y forma musical con María del Carmen Aguilar, una arquitecta que no tiene el título de profesora de música. "Ella es una arregladora increíble e inventó una sistematización de la forma musical mediante dibujos arquitectónicos. Uno sigue las obras mirando las partituras o siguiendo los dibujos o maquetas, que son pequeñas pirámides o arcadas que uno referencia muy claramente con lo que escucha. Ella lo usa como un elemento para entender la estructura, por eso yo creo que sería importante estudiar arquitectura para tocar música."



La música de Zo'loka? es extraña; al menos eso parece…

Lo que pasa es que hoy es tan abrumadora la cantidad de información que recibimos ni bien salimos a la calle que, después, para hacer música, es imposible abstraerse en la síntesis y no incluir sonidos de calles, cortes, zapping de pensamiento, etcétera. Hacer un tango sin eso o un tema de jazz sin eso, me parecía una traición a mi cabeza. Por eso la música que hacemos puede estar corrida del eje si lo miramos desde una perspectiva netamente de género, pero, sin embargo, es muy coherente con su época.

¿Qué pasa con los llamados críticos, que los definen como muy raros?

Yo me llevo mal con todas las cosas que hago. En el dúo que tengo con Marcelo Moguilevsky nos dicen que hacemos una música provocativa, porque no pertenece a ningún género. A un periodista que nos preguntó si creíamos que estábamos provocando con la música yo le decía: "¿Y quién no? ¿Acaso el arte no es una provocación para la emoción y para el pensamiento?" De ahí a considerarnos fuera de las fronteras de lo que es la música y pretender provocar desde allí, no. Pretendemos provocar como cualquier músico que provoca emoción. Como siempre, el gran error es seguir intentando encasillarnos. A esta altura, seguir hablando de purismos es un capricho de los críticos que necesitan agarrarse de algo.

¿De dónde salió el nombre?

Cuando llegó el momento deponerle un nombre, al año de estar ensayando y con una primera función por delante, había varias opciones, pero se me ocurrió jugar con la primera sílaba de cada uno de los apellidos. La combinación era Zo Lo Ka [el cellista original era Fabio Loverso], y daba para jugar con varias cosas, tal como el grupo juega con el sonido, al límite de la lógica del género. Creo que igualmente no es loco: por eso esa sonoridad similar a "sos loca". Lo loco sería seguir haciendo las mismas canciones del género.



EL DÚO CON MOGUILEVSKY

Permanentemente, Marcelo Katz genera proyectos con otros músicos. Desde hace tres años, trabaja en un taller de composición musical junto a Marcelo Moguilevsky, en donde llevan producidos trabajos excelentes y de un sonido inclasificable. En las presentaciones, le solicitan al público "compartir el rito de una copa de vino en la barra del lugar y acomodarse para una música que aún nunca se oyó, que es argentina y que surge de un compromiso con el silencio y el oyente más abierto".

¿Cómo fue el contacto con Moguilevsky?

Teníamos la necesidad de hacer algo juntos, pero no sabíamos qué. Entonces, le propuse la idea de estudiar, de juntarnos en un bar y llevar un montón de libros de contrapunto, armonía, etcétera. Quedamos en un día, jueves a las 8 de la mañana, y largamos. La primera vez, llegué a la casa y me dijo que había estado pensando es este encuentro y había realizado un arreglo de un tema de los Beatles. Lo escuchamos y me dijo que lo continúe. A la semana siguiente yo le lleve eso terminado y le propuse que él siga con otra tema que yo había hecho. Fue tan fuerte que durante dos años estuvimos pasándonos cosas, componiendo y arreglando.

¿Cómo definen el proyecto?

Con Marcelo, la idea es que desde nuestras músicas se pueda revivir y trabajar con elementos de todo tipo, sin ninguno en particular. Tomamos elementos de muchos géneros para hacer eso que nos gusta. Se podría decir que es música popular contemporánea, pero es una categoría totalmente discutible. Lo mejor sería decir simplemente que es música.

PARA ESCUCHAR

Zo'loka? Trío publicó en 2006 Yo nunca te vi, una edición independiente que es, hasta ahora, su único disco. Allí reversionan clásicos de la talla de "All of me", "Tenderly", "Fly me to the Moon" y "Sweet Georgia Brown".

Marcelo Katz recuerda que la elección del repertorio fue un problema: "Para esa época ya hacía mucho tiempo que veníamos tocando y teníamos muchas canciones. Yo había pensado en hacer un disco con 20 temas, pero, cuando lo comenté, me dijeron que estaba loco, que iba a ser una masacre en el estudio y en nuestra cabeza. Y así fuimos serruchando unos cuantos y quedaron sólo 14, elegidos con mucha dificultad."

Hachazos aparte, el pianista considera que el resultado fue el esperado. "Quedó la idea que yo quería que tengan del trío -explica-, la idea de que Zo'loka es un desorden. Me gusta que vayan a un concierto nuestro y no sepan si van a escuchar jazz, boleros, tangos o lo que sea".

Una de las versiones que resaltan es la de "Águas de Março", el clásico de Tom Jobim, que éste inmortalizó junto a Elis Regina. "Yo adoro esa versión de Elis y Tom; hasta me bajo el video de ellos cantando y creo que habría que escucharlo cada mañana", confiesa Katz. "Creo que desde el amor hacia ellos es que tomé el tema; un amor que también hace que considere que la versión de ellos es lo que ellos hicieron y uno, lo que tiene que hacer es recomponerlo. Hacerme cargo no de la música sino de la emoción que esa música genera y hacer una traducción de esa emoción. Es agregarle lo que yo tengo para esa canción."

Redacción: Federico Randazzo
http://www.eter.com.ar/contenidos/cont_katz.html

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